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15 mayo, 2024

6 razones para tener una conversación “incomoda” con tu hijo/a este verano

Se acercan las vacaciones de verano y ya no sabe una como reinventarse. Que si campamentos con tirolina incorporada en la sierra, que si al pueblo con los abuelos, que si las colonias urbanas. La vida laboral sigue y nuestros hijos no pueden campar a sus anchas. La sociedad no está preparada para ello. Como siempre, los padres tenemos que tirar de imaginación, paciencia y creatividad para programar esa parte del verano no vacacional.

Viendo lo que dura el estío, me he propuesto aprovechar este tiempo para conocer y profundizar un poco más en la relación individual con cada uno de ellos. Mentalmente, cuando hay algo que te cuesta sacar adelante, ayuda mucho marcarte un objetivo concreto de fondo porque le das un sentido. Así, tener a 4 niños metidos en casa durante 2 meses, no significa caos y estrés, sino una oportunidad para profundizar en la relación con cada hijo. A eso me agarro.

Por temas laborales, este curso cayó en mis manos un libro del que luego tuve que hacer una entrevista a su autora. De los reyes magos al porno, se titulaba. Ahí es na’.

Beatriz Izquierdo (@origendelmal), abogada y criminóloga, lo había escrito dedicándoselo a su hijo preadolescente con el objetivo de ofrecer a otros padres una visión de todos los contenidos inadecuados que pueden encontrarse los menores en la red. Porque: “No podemos defendernos de aquello que no conocemos”, sentencia tajantemente la autora entre sus páginas.

Otra experiencia de cómo el amor de una madre mueve el mundo.

Y es aquí, donde el libro te sacude y te interpela. Yo, tú, vosotros, madres y padres: nuestros hijos nos necesitan. Tenemos que abordar esto con valentía y conocer este dark side de internet para protegerles con una buena conversación. Darles armas contra estos enemigos que habitan en red y que destrozan mentes y corazones.

Una de las primeras razones de posponer esta conversación es la de pensar que nuestros hijos no tienen smartphone. Pero la realidad siempre supera a la ficción y un buen día se adelantará su amiguito/a de clase, quien ha buscado “coño” en Google, para contarle con todo lujo de detalles eso que ha visto en internet. Así empieza esta partida: con un tocado y hundido con tan solo 12 años de edad, como señala un informe de Save the Children,

Ni despertar sexual, ni búsquedas intencionadas. Un amigo de clase o buscar una palabrota en Google, como hacíamos nosotros en el diccionario. Pero a diferencia de nuestra página de papel con la definición de la RAE, los motores de búsqueda les ofrecen directamente los vídeos e imágenes más visitadas relacionadas con esa palabra, es decir: las peores.

Sabiendo que esta es la realidad tecnológica que nos ha tocado vivir y que prevenir, es mejor que curar, después de leer este libro (el cual recomiendo encarecidamente hacerlo) me apunté seis razones-reflexiones personales que me moviesen a tener este verano esa conversación afectivo-sexual con mis hijos si el falso pudor, la vergüenza o la pereza me arrastrasen a no hacerlo. Os comparto estos seis reminders:

  • Hablo de esto con él/ella porque les quiero: y como les quieres y les quieres proteger, no vas a sermonear ni caer en moralismos. Vas hablarles desde el amor que sientes por el/ella. Con cariño, sencillez y claridad le vas a explicar que al igual que hay gente mala en la calle, en internet pasa lo mismo y muchos de ellos se esconden generando este tipo de contenidos pornográficos para ganar dinero haciéndoles daño. Así de claro.
  • Los contenidos más duros son los mejores posicionados: es decir, que si tu hijo/a mete en Google “follar”, los primeros contenidos que les saldrán serán aquellos que reciben más visitas, es decir, aquellos que encierran connotaciones especialmente violentas (maltrato durante el acto) o los relacionados con algún delito (violaciones individuales, grupales o abuso de menores o discapacitados).
  • Los títulos de los vídeos son peores que las imágenes: ya que crean un escenario irreal donde la búsqueda del clic fácil hace que la perversión sea la mejor llamada de atención. Hay un capítulo del libro dedicado a ello donde aparece una lista de todos esos titulares que se pueden encontrar un menor navegando por internet. Os pongo solo uno de ejemplo: Madre castiga a su hijo por sacar malas notas follándoselo. Te-li-ta.
  • Las menores (hablamos de 12,5 años la edad de iniciación) ven porno para saber que esperan los hombres de ellas en la cama: y como el porno es ficción, piensan que tienen que replicar patrones de conducta (sometimiento para generar placer al hombre), soportar el maltrato durante el acto o emular esos cuerpos irreales de las actrices porque son los que de verdad excitan a los hombres. Agüita.
  • Los menores pueden ser agresores y víctimas a la vez: por ello es importante si alguien les pide una imagen de sus cuerpos desnudos, decirles que nos avisen para que podamos denunciarlo y meterlo en la cárcel. Crearles conciencia de que, si colaboramos entre todos, podemos acabar con estos agresores denunciándolos. De la misma manera, inculcarles desde pequeños que al igual que no van desnudos por la calle, nadie puede pedirles que se desnuden para ellos en internet. Con esto no solo me refiero a los adultos haciéndose pasar por otros niños (grooming) sino que otro menor le pida imágenes de su cuerpo desnudo a otra menor (sexting). Por eso, es importante recordarles que su cuerpo y las imágenes de su cuerpo son solo suyas.
  • El porno es ficción, no realidad: creer que las relaciones íntimas que ven son así crea una distorsión de la realidad que les destroza en todo su desarrollo madurativo como persona. Desde ver a los demás como objetos para satisfacer el impulso sexual, la propia pérdida del autocontrol, la exposición de cuerpos irreales o consentir patrones de conducta violentos durante el acto es haberse saltado muchas red flags que les pasará factura a su propia autoestima y en su manera de relacionarse con los demás. No nos podemos quedar en el “está bien” o “está mal”. Es cuestión de que te hace daño como persona porque confundes la realidad.

Estas son solo algunas ideas que me han servido de motor para abrir los ojos y ver la necesidad urgente que hay de adelantarse y abordar este tema con los hijos. Porque no hay otra excusa que valga cuando se trata de ayudarles y protegerlos.

Y viendo el tiempo que tenemos por delante en verano, qué mejor que aprovecharlo buscando un momento a solas para irnos a tomar un helado, un paseo por la playa, un rato de tranquilidad después de la siesta para poder abordar una buena conversación sobre ello.

La tranquilidad del verano nos lo pone más fácil: ¡no desperdiciemos esta oportunidad!


Artículo escrito por Rocío García de Leániz Moncada – periodista especializada en educación y contenidos digitales.